Una alternativa poco explorada y explotada en cuanto métodos para mejorar la calidad de vida son los injertos humanos. En México, se estima que existen entre 10 y 20 mil intervenciones de cirugías de injertos biológicos al año, demanda que va en aumento gracias a los beneficios que se obtienen en comparación con otras alternativas, sin embargo, la oferta se ve limitada a causa de dos posibles factores: la falta de cultura de donación y la poca inversión en este tipo de tecnología.
Paula Salazar, pionera en México de este tipo de innovación médica y fundadora de Artrolife, empresa posicionada dentro de la distribución de dispositivos médicos, asegura que esta industria en el país puede llegar a ser un sector en potencia durante los próximos años para y por mexicanos, la falta de cultura de donación ha limitado el desarrollo, tabúes culturales, falta de información, controles de sanidad en bancos de órganos certificados y el mercado negro, han sido impedimentos que detienen el desarrollo médico-tecnológico en el país.
Se estima que para el 2020 el consumo de dispositivos médicos, sector donde entran los injertos biológicos, en México ascienda a los 19,700 millones de dólares, mercado que ha ido creciendo exponencialmente gracias a su uso en especialidades con mayor demanda como ortopedia, traumatología, cirugías de columna, maxilofacial, y remplazos de ligamentos.
Sin duda, uno de los factores para reactivar la industria de los injertos biológicos es hacer conciencia y fomentar la cultura de la donación resaltando los beneficios que le pueden otorgar a otras personas que lo necesiten. Una vez implantada, la industria de injertos médicos activará la inversión en tecnología que permita a México desarrollarse en este campo, aumentando la rentabilidad del país y la sociedad.
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